Un día conocí a un cangrejo gigante llamado Lavendra cuando patrullaba al norte del pantano de la putrefacción.
Empezó a perseguirme cuando me vio. ¡Le he de haber parecido una hamburguesa gigante! Pude escapar, pero todavía tengo la cicatriz en el lugar que me agarró con su tenaza.
¡Debes vengar mi pequeña cicatriz matando al maldito cangrejo! Es probable que nunca desaparezca completamente, y seré un adefesio deformado toda mi vida. ¡Deformado, te lo digo!