Si estás listo para partir, dame unos minutos.
La entidad mental saca un anillo de entre sus ropas.
Este es mi antiguo anillo protector. Emite una energía sagrada que vuelve locos a los Bandidos de las Montañas. Si no se enfrentan a ti, úsalo para ahuyentarlos.
La entidad te guiña un ojo.
Sí que te tomaste tu tiempo... Si tuviese un cuerpo, ¡ya habría recorrido la base de los Bandidos sin ningún esfuerzo!, dice el pensamiento con seriedad.
De pronto, agradeces que el pensamiento no tenga un cuerpo.